La CNTE protesta
contra la mal llamada Reforma Educativa, ya que en realidad es una Reforma
Laboral. Esta reforma ha hecho modificaciones a las leyes mexicanas: "Ley
del Servicio Profesional Docente", "Ley General de Educación" y
"Ley para el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación",
con lo cual el Estado de Derecho está avalando un mecanismo de control sobre la
educación, con base en la evaluación, por parte del Gobierno capitalista
mexicano.
Mi postura pedagógica
en este caso consiste en estar en contra de la evaluación institucionalizada, que
en sí misma, como lo han hecho de manifiesto varios especialistas en educación
(como Jimena Vergara), no es funcional. Y yo agregaría que no lo es debido al
paradigma moderno extraído de la matemática y al cual de fondo responde la
evaluación docente: problema-solución y evaluación, mismo que de acuerdo a
Jean-Claude Milner[1], la reunión de ambos paradigmas redunda en un
hiperparadigma: equivalencia. En ese
sentido podemos preguntar: ¿los reactivos (información a modo de pregunta, que
es relevante para ser evaluada) son equivalentes al saber, la calidad, la
mejoría, etc., de los maestros y maestras?...
¿Qué es lo que hay de fondo en el régimen de la evaluación? Un contrato
social (leer a Rosseau), más hay que pensarlo en su variación en la actualidad:
ahora un paradigma ideológico de lo que debe ser un contrato social, responde a
la equivalencia de medida entre lo que se va a evaluar con el saber y las
capacidades docentes que se supone debe tener un maestro. Lo cual a su vez es
una equivalencia de medida con el paradigma económico del progreso social con
base en el capital. Es decir, de una utilización positivista de la matemática como
tendencia a la perfección usada por el capitalismo para extraer capital humano
competente para el mismo capitalismo, se establece la evaluación con fines de
servicio a la economía capitalista globalizada. Lo cual instrumentaliza a los
sujetos: docente y alumnos. Y esto es lo que esconde de fondo la Reforma “educativa”.
Un mecanismo de control que instrumentaliza al docente para hacerlo capital
humano: y este es el contrato social actual en nuestro país para la docencia,
de ahí que de fondo sea una reforma laboral ya que desde lo jurídico se avala
la manipulación de la subjetividad por parte del dispositivo capitalista a
favor del mercado capitalista.
[1]
Miller, J. ¿Desea usted ser evaluado?
Conversaciones sobre una máquina de impostura, Miguel Gómez Ediciones, Málaga,
2004, p. 18. Traducción de Ariane Husson.
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