sábado, 30 de enero de 2016

EL QUE HACE EL AMOR, NO HACE LA GUERRA. Y VICEVERSA.

     Aclaro que la mayoría de mis reflexiones sobre el tema, estarán plasmadas en la tesis de licenciatura que realizo. Cuando finalice la tesis y esta sea aprobada por mis sinodales y yo apruebe el examen profesional, la UNAM publicará dicha tesis en su portal, y yo con gusto subiré a este blog el enlace. Con la tesis espero extraer la lección de la Shoah (Auschwitz) en el mundo contemporáneo: un mundo técnico moderno. Por ello es una tesis que sí llamo mía, traiciono a todos, porque esta es una tesis del pueblo y para el pueblo. Lo que por ahora puedo compartirles es lo siguiente: quien hace el amor no hace la guerra, y quien hace la guerra no hace el amor, a menos que vaya cantando y juegue el juego de la vida, y esté en paz consigo mismo, y por ende con el prójimo.

     Pongo sobre la mesa algunas ideas directrices como tarea del pensar que aprende y enseña la lección de la Shoah. Repito que la reflexión a fondo estará contenida en la tesis de pedagogía que realizo, y que espero impacte socialmente con el amor violento del estallido de un orgasmo que acaba con las dictaduras. Esta reflexión y análisis estará contenido principalmente dentro del tema: “Escribir poesía después de la Shoah es un acto de amor”. A continuación unos tópicos:

  •  La guerra no es sin objeto.
  • El objeto está perdido tanto si lo perdió el sujeto o no lo perdió el individuo.
  • La guerra es por no poder asir un objeto de amor que nos haga libres.
  •  La ideología por la cual se lucha no es más que un síntoma de algo más profundo: el objeto de la guerra.
  • La guerra declarada al prójimo es en parte el reverso especular de un conflicto contra sí mismo del sujeto en guerra enamorado de sí.
  •  La violencia es el correlato de la tensión narcisista.
  • El sujeto narcisista no es erótico (erotanatismo diría Braunstein) ya que encarna la pulsión de muerte hacía la violencia destructiva y mortífera, hacía la aniquilación del otro y de sí mismo. Pulsión de muerte desaminada de la vida. No hay dialéctica vida-muerte. No hay muerte erótica. No hay deseo de morir en los brazos del otro del amor que es el sentido de la vida. La vida en su plenitud dada por la muerte. No hay ética erótica.
  • El amor en cambio hace la paz estallando de placer. Es un lugar de ensueños y de amor, donde una recóndita armonía de-vela y revela el ser en su verdad.
  • Para el sujeto que ama, desea y goza del amor, la pulsión de muerte es una sublimación creacionista.
  • La guerra es una impotencia imaginaria. ¿A qué se deberá?...
  • El amor es la inmortalidad de un sujeto potente que asume que no es omnipotente: asume la castración y da su falta. El verdadero poder, es la voluntad de amar, no de dominar.
  •  Poetas y poetisas en tiempos de penuria son los que dicen y hacen poéticamente el amor como renacimiento simbólico, real e imaginario después de la Shoah: ¡el amor es poesía! ¿Vamos cantando al dios del vino?...

Dionisos.

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