El tema de la
película es el plagio y la historia impropia.
Un escritor se
alista para salir, y coloca en su bolsillo una pluma. Se cierra el saco, toma
su libro titulado: “las palabras”, y camina hacia la puerta deteniéndose antes
ante el espejo, se mira y se arregla la corbata. ¿Qué mira cuando se mira en el
espejo?...
Llega a un
auditorio donde dará lectura a su novela, y comienza diciendo: “`Las palabras´,
por mí”. ¿Quién es mí?...
Comienza a contar
la historia de un viejo parado bajo la lluvia, observando cómo Rory y Dora
Jansen suben a su limosina. Parecía como si las gotas de lluvia no los tocaran.
Mientras que al viejo le llovía. ¿Quizás lágrimas? ¿Quizás Rory y Dora Jansen
no quisieron llorar y por eso tomaron el camino que se verá tomaron? No sabemos
aún, debemos continuar observando sus palabras.
Después de
observar a Rory y Dora, el viejo llegó a un cuarto de hotel donde tomó sus
medicinas, y se miró en el espejo arreglando su corbata.
Rory subió a la
limosina y habló por su celular con sus padres, le dijo a su padre que no se
preocupara (¿su madre?) que querían que se sintiera mejor, le dijo que lo aman,
mientras Dora les dijo un fuerte: “los amamos”. ¿Por qué justo cuando venía “la
noche de su hijo”, la mamá enferma? Rory finalizó la llamada se recostó en las
piernas de Dora y le dijo: “están muy emocionados, y te aman demasiado”.
Durante la conversación le mencionó a su padre que tomarían muchas fotos, que
habría muchos fotógrafos en el evento. ¿Las fotografías son para Rory una
extensión de su narcisismo? Dora, le preguntó a Rory: “¿y tú lo estás?...”, él
le dijo: “sí claro, es mi noche, ¿no crees?”, y se quedó tranquilo y casi serio
después de sonreír. ¿Será que en el fondo sabía que no era su noche?... Pero
ella creía que sí, ¿o no?... Ella le preguntó que si estaba nervioso, él le
dijo que se sentía muy nervioso, que no se esperaba esto. ¿Qué era lo que no
esperaba?... Dora le dice que no entiende por qué. Y finaliza la escena
diciendo: ¡era simplemente un libro! Un libro que como veremos, Rory plagió del
viejo de la lluvia. ¿Cómo es que dice es sólo un libro como si fuese algo
absurdo o risible? Porque, tal y como nos dice Diana S. Rabinovich cuando habla
sobre el fetiche: “el zapato, por ejemplo, cuando hace las veces de fetiche, no
es un objeto a, por eso permite la risa, no crea el efecto de lo siniestro,
porque tiene el valor fálico que admite la negación y que nos permite decir `no
es más que un zapato´” .
¿No espera que un
simple libro le diese una noche de éxito? O… ¿quería una noche de excitación
por plagiar un simple libro de Otro? Cuando la ética existe, aceptar la Ley nos
hace que no minimicemos el plagio.
Más como veremos
Rory (no otros), no es perverso por estructura, sino por funcionamiento. Tiene
una alienación perversa que lo hace fetichista.
Llego el día del
evento y le dijo un señor que era un placer conocerlo, pero Rory responde que el placer es suyo, pero el señor dice que por favor, su libro es una bomba, que lo sabe bien, que viese las críticas como
prueba de ello. Y Rory voltea a ver a
Dora y le sonríe feliz. ¿A qué se debe su felicidad?... ¿Por qué se
siente bien cuando le reconocen “su deseo”?
Mientras el señor
en el micrófono dice: “Lágrimas en la ventana nos presenta a uno de los jóvenes
más sensibles en la literatura en los últimos tiempos. Y esta noche tenemos el
privilegio de tener aquí al ganador de este año del premio de la academia de
arte y literatura: “aquí Rory Jensen”, dice el presentador, pero, ¿es en verdad
el ganador Rory Jensen?... Le aplauden y besa a su mujer. Sube al estrado y
agradece, y mientras el viejo de la lluvia mira el libro “de Rory”, Rory
comienza a decir en público: “simplemente plasme la verdad como la imagine en
la historia de un hombre, su esposa y su hija, jamás pensé que este libro
tuviera, tanto impacto en tantas personas. Ahora no sé qué escribir en mi
segundo libro. No quisiera anunciar de su tiempo así que sólo les diré que el
honor de estar aquí, realmente es mío”. ¿Qué quiere decir realmente es mío? Más
la verdad habla: Rory encontró la novela del viejo y la plagio, aunque no
conocía al viejo, escribió en su computadora lo escrito en las hojas que
encontró, las copio tal cual, las imito y se representó en su imaginación al
hombre que las escribió, se imaginó a su esposa y su hija. Más pensó que era
simplemente un libro: que no era más que un fetiche.
Rory Jensen tenía
todo lo que siempre había soñado, pero en algún aparte el anciano esperaba, y cambiaría
todo. Althusser, siguiendo a Marx, sostiene que la ideología no tiene historia,
porque para quien está adentro de la ideología, ésta es un simple sueño, una
ilusión. La ideología es entonces fetichismo: no es más que un zapato. Decir
que la ideología no tiene historia, es decir que no tiene historia propia. Esto
debido a que el fetichista es nihilista e interpasivo.
A Rory le dieron
“su reconocimiento”, “le tomaron fotografías”, “saludo a importantes
personalidades”.
No voy a narrar
toda la historia. Sólo psicoanalizaremos los puntos que nos hagan ver cómo el
fetichismo no tiene historia propia, y por ello el fetichista es interpasivo.
Más Rory es
fetichista por funcionamiento, no por estructura perversa, ya que Rory no es
perverso sino obsesivo. ¿Qué es lo que le hace ser fetichista? A nuestro
juicio, es debido a una alineación narcisista, manifiesta es su deseo de
reconocimiento. Al ser el reflejo del deseo del Otro, no tiene un deseo propio,
quizás lo pervierta porque Rory no tiene como desear por sí mismo. Por ello lo
pervirtió en otro. Y al no ser él mismo, su yo al ser otro, su ser se
fetichiza, y esto debido a la alienación al Otro que padece, y que suponemos es
su madre, ya que en “su noche” (la de Rory) la madre enferma, conversión
histérica. Rory es el falo de la madre, más no es perverso, lo sabemos por
varías cosas, entre ellas: sentía amor, y por el hecho de que a pesar de que no
le publicaron, Rory hacía arte, y un perverso jamás puede hacer arte. Pero su primer
escrito era artístico, y si no lo publicaron es porque no tenía renombre. Más
no por ello es licito usurpar los escritos de otro: para tener un “nombre
propio”.
Rory y Dora se
casaron y se fueron de luna de miel a Paris. Entraron a una tienda de
antigüedades, donde Rory vio un portafolio que le gustó, lo compraron.
Un editor alba su
trabajo, le dice que es bueno, muy bueno, pero lamentablemente por la
naturaleza del mundo editorial era tal que no sabía cómo publicar un libro así,
porque para un escritor desconocido no hay mercado. Y su libro era interno:
artístico, sutil, una obra de arte.
Y las demás
editoriales también le dijeron que no.
Rory revisó su
nuevo portafolio, para pasar del viejo al nuevo (aunque antiguo) sus cosas, más
encontró un manuscrito: una novela hermosa, que a Rory se le hizo fácil
plagiar. Rory transcribió tal cual el manuscrito a su computadora. Necesita
saber lo que se sentía tocar esa historia, ¿cómo propia?...
Dora leyó la
novela y pensó que era de él, el archivo abierto y le dijo: “ese libro es todo
lo que siempre quisiste hacer. ¿Por qué lo mantuviste en secreto?”. Mientras
Rory intentaba decirle que era un error que ella pensase que fuese de él. Pero
Dora continuaba: “La historia es tan diferente a lo que habías escrito antes,
es como si dejaras de ocultarte, es más completa, más vivida, es más honesta.
Hay partes de ti en la novela que siempre supe que existían pero que no había
visto nunca”. Él le pregunta qué partes, y ella responde llorando: “todo de ti.
Todo de ti amor, ¡tienes que publicarlo! Siempre dijiste que lo único que
querías en tu vida era ser un buen escritor. Con esto Rory, eres un gran
escritor”.
Y Rory, movido no
por el amor, sino por el deseo narcisista de reconocimiento, que es claro que
es muy distinto a desear el deseo del Otro, por ello el amor es radical: no es
narcisista. Más para el neurótico sí lo es. Y ese es uno de los problemas de
Rory. Dora le dice que le muestre el escrito a alguien, que si no lo hacía por
él, lo hiciera por ella”. Rory lo hizo. Hubo un momento en el camino en que se
detuvo mirando atrás, pero el narcisismo pudo más. La mostró a su jefe de la
editorial quien después de un tiempo le dijo: “has escrito una formidable
novela de ficción”, Rory sabía que no era suya, pero aun así. Y la farsa
continuo.
Firmó el
contrato, y el libro: “lágrimas en la ventana”, fue alabado por los críticos y
se vendió exitosamente. Fue la estrella del mundo literario de Nueva York.
“Rory Jansen
había tomado una decisión. Y luego conoció al anciano. Ese fue el fin de la
primera parte”. Dijo el escritor que narraba “la historia de Rory” en el
estrado de un auditorio.
De acuerdo con
Slavoj Zizek, la interpasividad es la situación en la que el propio objeto se
apropia y me priva de mi propia pasividad, de manera que es el propio objeto el
que disfruta en mi lugar, aliviándome de la obligación de gozarlo por mi
cuenta. En ese sentido, es que debe ser pensadas las palabras de Althusser: “La
ideología no tiene historia, lo cual no quiere decir en absoluto que no tiene
historia (al contrario, puesto que no es más que le pálido reflejo, vacío e
invertido, de la historia real), sino que no tiene historia propia”. La
ideología es fetichismo. Y reiteramos: el fetichista es interpasivo. Y actualmente me encuentro trabajando este tópico, y espero no me plagien mis palabras.
Van al intermedio
de 30 minutos, y una mujer llamada Daniela se le acerca al escritor diciéndole que
leyó que le gusta el vino. Y se dirigen a un privado. Vuelven al auditorio y el
escritor continua narrando “la historia de Rory”.
El viejo
intercepta a Rory en un parque donde le cuenta la historia, su historia propia.
Le pide que le autografíe su copia del libro: pero Rory no trae bolígrafo. Y le
dice que le tiene una historia. Y le dice que si él (el anciano) le contara su
historia y Rory la escribiera tal vez le daría un poco de crédito. Rory le dice
que no sería justo y que no tiene tiempo, y cuando estaba por retirarse le dice
el anciano: “es de alguien que escribe un libro, lo pierde y entonces un chico
lo encuentra. ¿Sigues ahí? ¿Quieres escuchar mi historia o no tienes tiempo?”.
Rory regresa y le cuenta la historia de la novela.
Después de
escuchar la historia, Rory le dice que fue un malentendido, el anciano le dice:
“No mi amigo, no fue en mal entendido, no puedes escapar de esto ahora”. Y continúa
diciéndole: “Esas son mis palabras, mi historia. No quiero pelear, ya no tiene
caso esto. No sé cómo lo hiciste y para ser honesto no me interesa, sólo pensé que
debías saber la historia detrás de la historia por si alguien te preguntaba. Tal
vez ahora ya tienes otro libro”.
El escritor que
narraba la historia en el auditorio, cerró el libro y le dijo al público que si
querían saber en qué terminaba la historia debían comprar el libro.
Una reportera le
dice al escritor que le pareció ambiguo que no estableciera alguna conclusión
sobre el comportamiento moral. A lo que él responde que es verdad, pero que
cree que lo grandioso sobre el arte y los artistas es que nos hacen las
preguntas y quizás no sepamos las respuestas. Pero nosotros los que miramos y
escuchamos la película, sí podemos disertar sobre el comportamiento moral, que
no ético, de Rory.
¿Las palabras
arruinan todo? El escritor se va con la Daniela a su departamento, y le dice
que las palabras arruinan todo, a lo que ella responde que no puede mentirle
así: “¡usted ama las palabras!”, le dice. Ella le pide que le siga narrando la
historia. Él le dice que cierre los ojos y continúa: “Rory Jensen decidió que
lo único que podía hacer era… emborracharse”. En efecto, sólo borracho tuvo el
valor para pensar, y analizar la situación por primera vez en toda su vida. Y
puso en práctica el mito: “la verdad os hará libres”.
Rory le pregunta
a Dora que porqué lo ama. Ella responde que porque sus ojos son bonitos. Pero
él le dice que no son suyos, que es un mentiroso y confiesa que él no escribió
el libro, que lo encontró, que lo robo, que no cambió ni una palabra, además de
que no sabía a quién se lo robaba pero sabía que no era suyo. Le dice que nada
es de él, ni una sola letra. Lo encontró y el creyó que no era tan malo que
pudiese ser de él, y luego la manera en que ella lo vio cuando creyó que era
suyo, y por un momento estuvo convencido de que lo había escrito. Confiesa que
jamás podría escribir algo así. Y le dice Rory a Dora que ella debió saber que
no eran sus palabras. Y ella le grita que ella siempre ha creído en él. ¡Más es
verdad que debió saber que no eran las palabras de Rory, pero la histeria…!
Dora le pregunta
qué si cuando copiaba las palabras de otro, pensó en lo que sucedería en ellos
dos, con él mismo, le pregunta que qué le pasó por la mente. Le dice que ya no
puede seguir aquí, que en verdad no puede.
El director le
dice que lo que hizo es una estupidez. Y Rory le pide al director que quite su
nombre del libro de lágrimas en la ventana. Pero el director le dice que la
prensa los crucificará. Que le pague al anciano, pero que no eche a perder su
vida por un error estúpido, ni la de él (el director) también. El director lo
exhorta a mentir.
Rory se quería
hasta morir, porque no podía soportar esto. Pero Dora le dice que lo va superar
y que no lo dejará. Lo cual prueba que Rory no es perverso, sino obsesivo.
El anciano le
dice que no va a delatarlo, que vuelva a su casa, y con ironía le dice: ¡a tu
grandiosa vida! Pero Rory le dice que ha venido a solucionarlo: ¿le dará dinero
o dirá la verdad en público? Darle dinero no es la solución. ¿Qué hizo Rory?...
El viejo le dice que no hay nada que solucionar y le pregunta: “¿Crees que
puedes robar parte de mi vida? ¿La vida de otros? ¿Y adjudicártela? ¿Y no tener
que pagar el precio?”. Rory le ofrece dinero y le dice que no será todo, que
quitará su nombre del libro y contará toda la verdad. Y el viejo le dice que es
más estúpido de lo que cree. Rory le pregunta que entonces por qué es. A lo que
el anciano responde que es por su vida, por su familia y por su hija. Por el
dolor y la felicidad de crear esas palabras, y le dice: “usaste esas palabras,
usaste el dolor. Rory le pide perdón pero son cosas que no se pueden arreglar.
El anciano dice
que volvió a ver a la mujer. Y al final de su relato le dice que su error fue
que amó más a las palabras que a la mujer que le inspiró escribirlas.
El anciano le
dice que se vaya y no miré atrás, que tomamos decisiones en la vida y es difícil
no vivir con ellas, y no hay nadie que pueda ayudarte con eso.
Rory le dice: “Señor,
me enamoré de su libro”.
Pero Rori para
vivir con las decisiones que tomó, guardó el secreto. El viejo murió y el
secreto murió con él. ¿Es ese el sentido ético de la existencia? ¡No! ¡Es
indignante pensar que es así! Se necesita mucha digna rabia para encontrar el
verdadero sentido ético de la vida, antes de usar las palabras y el dolor de
otros. Es verdad que al ocultar el secreto de la vida de un hombre, reveló un
secreto más profundo y oscuro dentro de él. Rory visita la tumba del anciano, y
lo entierra junto con su manuscrito.
Y ese es el
final, dice el escritor del libro “las palabras”, Clayton Hammond, a Daniela,
la joven mujer deseosa de ser escritora. Dice el escritor: “Ese es el final. Ni
moraleja, ni tampoco una increíble adquisición de conocimientos, más que la
creencia de que uno puede cometer un terrible error en la vida y seguir
viviendo, y tal vez vivir bien”. Daniela le pregunta: “¿Y podía dormir?”. El
escritor le habla fuerte y le dice: “Dime tú qué pasó con Rory y Dora o sal de
mi casa”. La joven (quizás por su juventud misma) se asusta y sale de su casa.
El final de la
película no se los voy a contar. Pero lanzo unas palabras éticas, políticas y
poéticas: ¿Es verdad que debemos elegir entre la vida y la ficción? ¡Sí! Sólo
así ocurre el milagro, y cito las palabras de Benedetti de que: “cuando parece
que la vida imita al arte, es porque el arte ha logrado anunciar la vida”.
Yo desde el año 2008, vengo pensando una
ética con respecto a la atrocidad de la violencia inhumana, específicamente la
Shoah: la ética de la responsabilidad por nuestra posición de sujetos. Hacernos
responsables de nuestra posición de sujetos como ética del estatuto del inconsciente
para que la Shoah no se repita. Pero cito las palabras de Lacan de su escrito “La
ciencia y la verdad”: “De nuestra posición de sujetos somos siempre
responsables. Llamen a eso terrorismo donde quieran. Tengo derecho a sonreír,
pues no será en un medio donde la doctrina es abiertamente materia de
compromisos, donde temeré ofuscar a nadie formulando que el error de buena fe
es entre todos el más imperdonable”. Por eso pienso que los crímenes contra la
humanidad son imperdonables, que el usar las palabras de otros y su dolor es
imperdonable. Para aquellos que hablan de ética, espero me devuelvan mis
palabras y mi memoria. Y espero una justicia poética donde sean juzgados los crímenes
en mi contra, donde desde una ética sea juzgada la conducta moral de los
criminales. Realmente espero justicia, justicia poética, por eso haré de mi
palabra fuerza de Ley implacable.
Espero que lo aquí escrito no me sea plagiado.
Espero que lo aquí escrito no me sea plagiado.
Y finalizo con palabras de otro, de Mario Benedetti:
Aquí la película a ser vista desde el sentido ético de la existencia, sin duda, en crisis,
tal y como dicen las palabras de la Dra. Juliana González.
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