Una vez más: ¡JUSTICIA AYOTZINAPA!
Alcemos la voz: ¡NI UN MINUTO MÁS!
Por favor dame un minuto de tu tiempo para leer estas
palabras que deseo impacten muy hondo la consciencia y nos muevan hacia la
justicia social.
Lee por favor la siguiente noticia aparecida el día de hoy
jueves 12 de noviembre de 2015 en el periódico mexicano “La Jornada”:
CHOCAN ALUMNOS DE AYOTZINAPA Y POLICÍAS DE GUERRERO:
Comenzó mi día con esta terrible noticia, con digna rabia
tomo conciencia de la gravedad de nuestra situación mundial, llevo este
sentimiento en el pensamiento, en el alma, al tiempo en que salgo a la calle y
me encuentro con una mujer gritando: “Salga a vacunar a sus perros y gatos, la
rabia es mortal”.
¡LA RABIA ES MORTAL!
Dice Paulo Freire en la “Pedagogía del oprimido”:
“Mientras la violencia de los opresores hace de los
oprimidos hombres a quienes se les prohíbe ser, la respuesta de éstos a la
violencia de aquéllos se encuentra infundida del anhelo de búsqueda del derecho
de ser”.
Un gobierno capitalista despótico y fetichista nos prohíbe ser,
criminaliza la lucha social, y establece una situación concreta de opresión,
dominación, marginación, explotación, miseria, hambruna, etc. ¿Qué hacer ante
las circunstancias agravantes que son la injusticia que vivimos día con día?
Para que la rabia no nos conduzca a la muerte, es necesario luchar por otros
medios, hacer de la pulsión de muerte una cuestión amorosa: transformarla en
pulsión de vida, así como hacer de la pulsión de muerte no una negatividad
negativa, sino positiva: una sublimación creacionista, y anudar ambas. Hacer el
acto amoroso dialéctico de la vidamuerte. Los dominadores usan la violencia
para someternos, ¡los estudiantes están heridos y de gravedad, pero pudieron
haberlos matado! ¿Otra tragedia más? ¡No, eso no queremos!
Quiero compartirles un fragmento de la novela “Las benévolas”
de Jonathan Littell:
“Ahora, las matemáticas. El conflicto con la URSS duró desde
el 22 de junio de 1941 a las tres de la mañana hasta, de forma oficial, el 8 de
mayo de 1945 a las 23:01, lo que nos da tres años, diez meses, dieciséis días,
veinte horas y un minuto; es decir, redondeando, 46,5 meses, 202,42 semanas,
1.417 días, 34.004 horas o 2.040.241 minutos (contando el minuto de propina).
En cuanto al programa llamado de «Solución final», nos quedaremos con las
mismas fechas; anteriormente no había aún nada decidido ni sistematizado y las
bajas judías fueron fortuitas. Relacionemos ahora estas dos series de cifras:
los alemanes tuvieron 64.516 muertos mensuales, es decir, 14.821 muertos
semanales, es decir, 2.117 muertos diarios, es decir, 88 muertos cada hora, es
decir, 1,47 muertos cada minuto; se trata de la media para todos los minutos de
todas las horas de todos los días de todas las semanas de todos los meses de
todos los años, durante tres años, diez meses, dieciséis días, veinte horas y
un minuto. A los judíos les salen, incluyendo los judíos soviéticos, alrededor
de 109.677 muertos mensuales, es decir, 2,5.195 muertos semanales, es decir,
3.599 muertos diarios, es decir, 150 muertos cada hora, es decir, 2,5 muertos
cada minuto en un período idéntico. Por parte soviética, en fin, tenemos unos
430.108 muertos mensuales, 98.804 muertos semanales, 14.114 muertos diarios,
588 muertos cada hora, o bien, 9,8 muertos cada minuto, en un período idéntico.
Es decir, en cuanto al total global en mi campo de actividad, unas medias de
572.000 muertos mensuales, 121.410 muertos semanales, 18.772 muertos diarios,
782 muertos cada hora y 13,04 muertos cada minuto, todos los minutos de todas
las horas de todos los días de todas las semanas de todos los meses de todos y
cada uno de los años del período contemplado; es decir, recordémoslo, tres
años, diez meses, dieciséis días, veinte horas y un minuto. Que quienes se
hayan burlado de ese minuto de propina, un tanto pedante cierto es, piensen que
no deja de ser una media de 13,04 muertos más, y que se imaginen, si pueden, a
13 personas de su entorno muertas en un minuto. Puede también calcularse el
intervalo de tiempo entre cada muerto, lo que nos da una media de un muerto
alemán cada 40,8 segundos, un muerto judío cada 124 segundos y un muerto
bolchevique (contando a los judíos soviéticos) cada 6,12 segundos, y eso para
el período ya citado en conjunto. Estáis ahora en condiciones de realizar,
basándos en esas cantidades, ejercicios de imaginación concretos. Coged un
reloj, por ejemplo, y empezad a contar: un muerto, dos muertos, tres muertos,
etcétera, cada 4,6 segundos (o cada 6,12 segundos, o cada 24 segundos, o cada
40,8 segundos, si tenéis una preferencia determinada), intentando ver, como si
los tuvierais ahí delante, en fila, a esos uno, dos, tres muertos. Ya veréis
qué ejercicio tan bueno de meditación es”.
¿Ven ahora porque digo que ¡ni un minuto más!? Así es que
sumemos voces y: ¡NI UN MINUTO MÁS!
Las pulsiones de
vida y de muerte no contrapuestas, sino anudadas, deben llevarnos a un acto de
amor. Una vez más Freire:
“Consciente o inconscientemente el acto de rebelión de los
oprimidos, que siempre es tan o casi tan violento cuanto la violencia que los
genera, este acto de los oprimidos sí puede instaurar el amor”.
¡No deseo otra tragedia, ayúdame a sumar voces y comparte
esta reflexión por favor! Hagamos consciencia y que la rabia nos lleve a que
mueran los gobiernos reaccionarios, a que muera la opresión; a que muera la
dominación; a que muera la injustica; el despotismo; la marginación; la
humillación; la falsa generosidad; que muera el hambre; la inhumanidad.
¡NI UN MINUTO MÁS y QUE NUESTRA DIGNA RABIA SEA MORTAL!
Andrea García.
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