Sígueme hasta lo más ínfimo, que a mí no me tiembla ni un dedo, y no dudaré en señalarte perverso. Sígueme y estudiame a fondo, para que te des cuenta de que mi mundo es redondo, y cuando menos te des cuenta te daré la noticia de que a virado hacia lo salvo. Sígueme hasta el último detalle, no es que lo autorice, es que te desafío, para que al conocerme, te des cuenta de que inevitable es ya tu desafortunado destino. Intenta cambiarlo, te será imposible porque eres impotente. En cambio yo: ¡haré hasta lo imposible! Y cambiaré el mundo y su rumbo a la muerte.
(Andrea García).
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