viernes, 6 de mayo de 2016

EL DESEO. (Álvaro Mutis).

     Hay que inventar una nueva soledad para el deseo. Una vasta  soledad de delgadas orillas 
en donde se extienda a sus anchas  el ronco sonido del deseo. Abramos de nuevo todas las
venas del placer. Que salten los altos surtidores no importa hacia dónde.
Nada se ha hecho aún. Cuando teníamos algo andado, alguien se detuvo en el camino para ordenar sus vestiduras y todos se detuvieron tras él. Sigamos la marcha. Hay cauces secos
en donde pueden viajar aún aguas magníficas.
     Recordad las bestias de que hablábamos. Ellas pueden ayudarnos antes de que sea tarde 
y torne la charanga a enturbiar el cielo con su música estridente.




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