miércoles, 2 de septiembre de 2015

PARA PENSAR EL SER:

     ¿Quién soy? ¿Quién es el otro? ¿Qué es la vida? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué le da sentido a mi vida? Etc. ¿Cuántas preguntas sobre nuestro ser, el ser de los otros o de los animales y las cosas, nos hacemos cotidianamente? ¿Cuánto tiempo dedicamos a la reflexión sobre el ser y la existencia? ¿Por qué es necesario hacerlo? Cuando respondo, ¿con base en qué respondo?

     Para dar respuesta a todos estos cuestionamientos debemos intuir qué es el ser. Miles de años la filosofía se ha preguntado qué es el ser. Preguntamos qué es el ser, y todos intuimos qué es, y así nos conducimos de forma cotidiana en el mundo. Pero se trata de una comprensión de término medio. A esto el filósofo alemán Martin Heidegger le llama una precomprensión. Sin embargo bien pensado, él mismo plantea que no sabemos qué es el ser, ya que el ser no se puede conceptualizar, de ahí que no exista una respuesta unívoca, y que de hecho, la pregunta misma sobre qué es el ser, sea incorrecta, por lo que hay que preguntar es más bien por el sentido del ser. Ahora bien, Heidegger hace una diferencia entre el “ser” y el “ente”, y llama “ente” a todo lo que existe física o imaginariamente, y ese ente tiene un ser, pero hay que decir que el ser no es un ente, y por muchos años la humanidad ha visto al ser como un ente, a esto se le llama: el olvido del ser. Si hemos olvidado el ser, ¿cómo saber quiénes somos?...

     ¿Cómo tiene lugar el olvido del ser en la actualidad? En el mundo contemporáneo todo se está tecnificando y tomando la forma del mercado capitalista. ¿Qué es el capitalismo? A grandes rasgos el capitalismo es un sistema bajo el que la fuerza de trabajo se convierte en mercancía y es comprada y vendida en el mercado como cualquier otro objeto de cambio. El capitalismo es una forma de explotación de un sujeto a otro con fines lucrativos donde se emplea el capital (bienes y derechos que posee un capitalista), para extraer plusvalía (aumento de valor de una cosa). Quienes criticamos al capitalismo, sabemos que éste es inhumano, ya que está al servicio de gente rica que explota a los pobres, manteniéndolos más pobres, para ellos aumentar su riqueza. Por esto sería importante construir otro sistema, uno más justo para todos. En este contexto social capitalista y técnico, el ser se olvida porque toma la forma de un ente hecho cosa (mercancía) y en ese sentido se cosifica e instrumentaliza a los sujetos para que sirvan al capitalismo (a los más ricos a costa de ser explotados). Cuando vemos hambruna, marginación, muerte por enfermedades curables, etc., en muy gran medida todas estas y muchas más problemáticas sociales los genera el capitalismo. Por eso, por ejemplo, se ha olvidado qué es el futbol en esencia (un beneficio a la vida, no al mercado), y se ha hecho un negocio, un espectáculo con fines de lucro. Actualmente escuchamos las consignas de ser mejor, ser más eficiente, más productivo, tener éxito como sinónimo de tener más dinero, estar a la moda, etc., ¿por qué los medios de difusión masiva, la “educación” (supuesta educación), entre muchos otros, nos quieren introducir estás ideas? ¡Para servirle al capitalismo! Es decir, crean una ideología para darnos un “ser” (supuesto ser) que le sirva al sistema, pero no por ello a la vida, a la verdadera vida. Es decir nos alienan para que seamos un instrumento que sirva al capitalismo. Alienación quiere decir enajenar (hacer ajeno al sujeto a su propio ser). Y el capitalismo se vale de todo lo que puede para alienarnos (religión, familia, educación, deporte, cultura, medicina, medios de difusión masiva, etc.). Nuestro “ser” es entonces configurado desde afuera por un sistema alienante, que no obstante el sujeto introyecta y empezamos nosotros mismos a ser el sistema entrando en dialécticas de amos y esclavos, de opresores y oprimidos, esto es, como diría Paulo Freire: cae sobre nosotros la sombra del opresor introyectada. Cabe ahora preguntarse: ¿Quién soy de forma auténtica? ¿Soy libre para decir y decidir quién soy, qué quiero, qué no quiero, qué me gusta, qué no, etc.? ¿Qué es la vida? ¿Qué es el futbol? ¿Cuál es la esencia de este juego? Etc.

     Es complicado en unas cortas líneas contribuir a la conscientización de problemáticas sociales como esta, pero ojalá que después de leer estas páginas puedas pensar tu ser con mayor libertad, autenticidad, y profundidad. Ya que como de forma hermosa ha dicho Heidegger: “quien lo más hondo ha pensando, ama lo más viviente”.

Andrea García.